CONGRESO DE TRABAJADORES DE LA
EDUCACIÓN – OTEP SN
Más de 1.000 delegadas y delegados de todo el país con el compromiso de defender nuestra organización. |
El
compromiso de defender la organización gremial como una herramienta de lucha de
los trabajadores y trabajadoras, a través de la militancia en las escuelas y la
profundización del debate con la comunidad educativa y a nivel del conjunto de
la sociedad, es la resolución principal del Congreso de Trabajadores de la
Educación realizado ayer, martes 8 de julio, en la plaza frente al Legislativo
Nacional.
¿Y
qué es lo que vamos a debatir en las escuelas, con la comunidad educativa y con
la sociedad? Vamos a debatir como la “educación”
ha sido siempre instrumento de un Estado autoritario para seguir manteniendo un
“status quo” orientado al servicio de una minoría que concentra todos los
privilegios sobre la postergación de la mayoría del pueblo. Desde nuestra
creación como OTEP SN, en la época de la dictadura, venimos luchando contra
esta concepción de la educación, entendida como domesticación del pueblo,
educación para la sumisión, para la docilidad, para la aceptación resignada de
la desigualdad extrema que caracteriza a nuestro país. Educación que enseña a
rendirse, a repetir, a no pensar, a renunciar a nuestro potencial de
transformar la realidad.
“DOCENTE, LUCHANDO,
TAMBIÉN ESTÁ ENSEÑANDO”
En
las plazas frente al Legislativo nacional, donde realizábamos nuestro congreso,
los trabajadores y trabajadoras de la educación no estábamos solos. Pareciera
coincidencia que la coyuntura política haya hecho confluir en el mismo día y
lugar –en las plazas que fueron escenario de gestas como el marzo paraguayo- a
la Federación Nacional Campesina (FNC) que celebraba la reafirmación de sus
principios de lucha en el marco de su 23 aniversario y a nuestro Congreso de
Trabajadores de la Educación, donde más de 1.000 delegados y delegadas de todo
el país cerrábamos filas en torno a la defensa de nuestra organización.
“Docente,
luchando, también está enseñando”. Y con esa consigna recibió ayer el
campesinado pobre de la FNC a la marcha docente que volvía de la movilización
frente al Ministerio de Educación y Cultura (MEC). Formados en dos filas en el
extremo de la plaza cuya esquina da frente a la sede del Legislativo, sobre la
avenida El Paraguayo Independiente, campesinos y campesinas con el brazo
izquierdo en alto saludaron la justa rebeldía docente que nos coloca como
trabajadores y trabajadoras en el seno del pueblo en lucha.
El campesinado aguardando el regreso de la marcha docente.
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Porque la experiencia de aprendizaje y conquista de la FNC ha ido también convirtiendo, a lo largo de su historia, a miles de campesinas y campesinos en maestros de la lucha por la emancipación, del debate, del pensamiento crítico, de la resistencia y de la convicción.
En
realidad, las plazas estaban llenas. Poco más allá se levantaban las precarias
casitas de maderas terciadas de las familias de damnificados y damnificadas,
como un rostro descarnado de la exclusión, muchas de ellas quizá provenientes
de comunidades campesinas que fueron expulsadas por el avance del modelo
agroexportador, sin más opción que venir a hacinarse en los bañados de
Asunción.
La
FNC tenía organizada una feria de producción que mostraba como el campesinado
pobre, a pesar de tener toda la política de Estado en contra, produce en
cantidad y calidad alimentos suficientes para nuestro pueblo. También tenía
montadas cuatro carpas temáticas que mostraban la riqueza y el potencial de
nuestro país, demostrando que es mentira que somos pobres, que la realidad es
que de nuestra riqueza se apropia una minoría latifundista, agroexportadora, proimperialista
y especuladora, que todos los días nos roba oportunidades a la mayoría del
pueblo. Nos roban el acceso a la tierra, a la salud, a la educación, las
posibilidades de alimentarnos sanamente con producción sin agrotóxicos ni
mutaciones transgénicas.
Y todo ese contexto (el campesinado pobre que está luchando en sus comunidades y por un programa de desarrollo nacional, la realidad lacerante de las familias damnificadas y la ciudadanía democrática que venía ansiosa de comprar la producción de las chacras campesinas para asegurar la buena alimentación y la salud de sus familias) nos brindó a los trabajadores y trabajadoras de la educación la certeza de lo que la sociedad democrática y la historia esperan de nosotros.
La marcha docente regresando a la plaza.
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Y todo ese contexto (el campesinado pobre que está luchando en sus comunidades y por un programa de desarrollo nacional, la realidad lacerante de las familias damnificadas y la ciudadanía democrática que venía ansiosa de comprar la producción de las chacras campesinas para asegurar la buena alimentación y la salud de sus familias) nos brindó a los trabajadores y trabajadoras de la educación la certeza de lo que la sociedad democrática y la historia esperan de nosotros.
Los
trabajadores y trabajadoras de la educación tenemos que enseñar a nuestros estudiantes, a la comunidad educativa y
a la sociedad en general que es preciso luchar por la emancipación de nuestro
pueblo. Que el pensamiento crítico
se forja en la lucha: en el debate comunitario, en la asamblea distrital, en el
cierre de rutas, en las jornadas sindicales.
Tenemos
que enseñar que solo la organización colectiva permite un aprendizaje
democrático, que nos permita a todos los sectores construir un país con
soberanía y desarrollo para la mayoría. Y
que para eso tenemos que salir de nuestras aulas, porque el Gobierno de Horacio
Cartes quiere encerrarnos en las aulas para que solamente salgan los militares y
policías a aterrorizar a la población civil en las comunidades. La historia
autoritaria de nuestro país ha dado permiso siempre solo a los militares para
que salgan de sus cuarteles para mantener a todo el mundo “alineado como vela”.
Pero
la calle ya no es de la Policía, y las comunidades no son de los militares: el
pueblo ha conquistado las libertades públicas que es preciso a toda costa
defender.
"Docente, luchando, también está enseñando".
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EDUCACIÓN Y REPRESIÓN
¿Qué
más vamos a debatir en nuestras escuelas, con la comunidad educativa y con la
sociedad en su conjunto?
Vamos a debatir como, para mantener esta tremenda injusticia hacia la mayoría del pueblo, el Estado se sirve tanto de la educación para la sumisión como de la represión, esta última aplicada a quienes luchan para transformar este sistema.
Vamos a debatir como, para mantener esta tremenda injusticia hacia la mayoría del pueblo, el Estado se sirve tanto de la educación para la sumisión como de la represión, esta última aplicada a quienes luchan para transformar este sistema.
Nos
dice que este modelo educativo que nos ofrecen es el camino para aspirar a una
mejor condición de vida, pero cada vez avanza más la concentración de la
tierra, de las riquezas y las oportunidades en un minoritario sector. Con este
modelo económico agroexportador, cada vez los pobres son más pobres y los ricos
son más ricos. La concentración de la tierra impide un desarrollo industrial y
eso significa generación de empleos para la mayoría: ¿dónde van a ir a trabajar
nuestros estudiantes, nuestras hijas e hijos, la mayoría joven que es la
población del país?
Vamos a confrontar colectivamente el retroceso autoritario.
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Entonces la injusticia del sistema se enmascara y se legitima porque quien consigue algún escasísimo empleo generado por un modelo agroexportador (cuya característica principal es justamente lo contrario: concentrar, eliminando) es “por su mérito”, “porque quiere trabajar” y quienes son excluidos lo son “porque no valen lo suficiente” o porque “no quieren trabajar”.
Esa educación para la
sumisión entonces busca producir otro efecto: una enorme desvalorización en los
y las jóvenes y en todo el pueblo en relación a su potencial humano para la
producción digna. Produce un pueblo mendicante, un pueblo sometido, un pueblo
que no reconoce en sí mismo el potencial de transformación: no ve que es
mayoría y que quienes le oprimen son minoría, no ve que con organización esa
situación se puede transformar. Entonces,
este sistema es doblemente represivo: reprime físicamente con policías y
militares, y también con este concepto de la educación, que reprime a nivel
psicológico y emocional, que mutila la autoconfianza y el reconocimiento de
nuestro valor como seres humanos y como pueblo.
¿CÓMO VAMOS A LUCHAR?
Vamos a fortalecer
nuestra herramienta de lucha colectiva, que es la organización, impulsando una
línea coherente y combativa que priorice a los trabajadores y trabajadoras. Que
no pelee por aparato, sino por la construcción de una participación política
directa y una fuerza organizada de masa, y vaya poniendo en el debate la
necesidad de fortalecer nuestra autonomía gremial y el autofinanciamiento. Como
trabajadores y trabajadoras, vamos a impulsar la reorganización de la clase
obrera, a potenciar nuestra alianza con el campesinado pobre y a avanzar en la
lucha contra la privatización (por la derogación de la Ley de Alianza Público
Privada, Ley APP).
Como
dirigencia de la OTEP SN, renunciamos a 10 días de salario y a tres meses de
jubilación por año lectivo, porque la persecución sindical del Gobierno de
Cartes a través del MEC no nos va a amedrentar, ni a hacer callar, ni a
detener. Su intención es descabezar las organizaciones docentes, y a partir de
ahí avanzar hacia otras organizaciones, pero su intención no hace más que
aumentar nuestro compromiso y en el calor de la lucha vamos a ir recuperando y
ampliando nuestras conquistas como trabajadores y trabajadoras.
Como
eje de lucha principal, vamos a seguir peleando por una política nacional de
capacitación y actualización permanente de los trabajadores y trabajadoras de
la educación, planificada con seriedad y fuera de improvisaciones. Eso
significa lucha por el presupuesto 2015.
Vamos a seguir
debatiendo, en las escuelas, en las comunidades, casa por casa, con padres y
madres, a nivel distrital, departamental, en las ciudades, para así
colectivamente cumplir con nuestra verdadera vocación como trabajadores y
trabajadoras de la educación, que es EDUCAR PARA LA EMANCIPACIÓN Y LA DEMOCRACIA.
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